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Multas, cucarachas y el calvario que sufren las tripulaciones de Mauricio para volver a casa

10 Jul 2020

El Gobierno de Mauricio acaba de anunciar que por fin abrirá sus puertas a los miles de marinos mauricianos atrapados en todo el mundo. Pero abrió apenas un resquicio y colocó varias trampas.

 

La isla confinada: la política de Mauricio hasta ahora

"Soy marino y quiero volver a casa, como cualquier otra persona", escribe Vishan Balkissoon.

Vishan es uno de los 2000 marinos mauricianos que se calcula están atrapados en 21 buques de pasajeros, por lo demás vacíos, en 82 puertos del mundo. Llevan a bordo de estos barcos, lejos de sus amistades y familiares, desde el comienzo de la pandemia que hoy asola el mundo.  Ante esta difícil situación, 2000 personas (entre ellas, Vishan) firmaron una petición pidiendo al Gobierno de Mauricio que les permitieran, a él y a cientos de marinos de Mauricio, regresar a su patria.

“Sabemos de varios tripulantes que han perdido a seres queridos en casa mientras esperaban”, dice la petición lanzada por Crew Centre.

Algunos de los tripulantes varados tienen allegados enfermos terminales, a quienes sólo les quedan semanas, o días, de vida. “Mi sobrino ni siquiera pudo asistir al funeral de su padre la semana pasada”, escribe Indira, una de las numerosas familiares de marinos mauricianos que firmaron la petición. Hay niños esperando que vuelva a casa su único progenitor.

El Gobierno de Mauricio reaccionó a la pandemia con firmeza desde el principio, cerrando sus fronteras a cal y canto, incluso a sus propios conciudadanos. El confinamiento hacia el mundo exterior logró que esta pequeña nación capeara relativamente bien, en comparación con otros países, la lucha contra el virus, del que sólo se registraron 341 casos. Sin embargo, este paraíso casi sin COVID no es de gran consuelo para los miles de ciudadanos de Mauricio que permanecen aislados a bordo de barcos repartidos por todo el mundo. "Mi marido sigue a bordo... ¡Nuestro Gobierno es una vergüenza!", escribe Beeharry.

Según la ITF, un número cada vez mayor de marinos, atrapados en la crisis provocada por la imposibilidad de realizar los cambios de tripulación en los buques, permanecen embarcados durante más de los 11 meses legalmente permitidos por el Convenio sobre el Trabajo Marítimo. Algunos llevan más de 15 meses.

Muchos de los firmantes de la petición, que necesitan a sus hermanos, sobrinos, novios y parejas de vuelta a casa, describen las espantosas condiciones que la gente de mar está soportando en estas “prisiones flotantes". Una persona escribió que la tripulación está padeciendo "enormes traumas y la ansiedad está afectando su salud mental”. “Sé que padecen muchos problemas: insomnio, depresión, falta de dinero”, escribió otra.

Repatriar a los marinos que permanecen a bordo de los cruceros y de los cargueros se ha convertido en una emergencia humanitaria. Las fronteras cerradas por los países de los puertos donde están atracados y por los países de tránsito han sido un problema hasta hace poco; afortunadamente, un puñado de países están abriendo sus fronteras para permitir los cambios de tripulación. Canadá y Hong Kong acaban introducir protocolos para facilitar los cambios de tripulación. Pero para los marinos de Mauricio, no tiene mucho sentido desembarcar en Vancouver o Hong Kong, si su país de origen no le permite volar a casa.

Incluso si un empleador quisiera llevar a los marinos de Mauricio a su país de origen por barco, como han hecho muchas líneas de cruceros a nivel internacional, los puertos de Mauricio les impiden atracar y desembarcar a sus nacionales. El bloqueo lleva vigente desde antes del 22 de marzo, cuando la Autoridad Portuaria de Mauricio anunció, sin más, que “no se atenderá ninguna solicitud de cambio de tripulación hasta nuevo aviso”. Pero esa política de línea dura está empezando a resquebrajarse.

En un reciente video dirigido al primer ministro de Mauricio, Pravind Jugnauth, doscientos de sus propios ciudadanos, atrapados en el Norwegian Epic, un crucero de Norwegian Cruise Line, imploraron a su líder que abriera las fronteras a sus propios nacionales y les permitiera volver a casa.

El Norwegian Epic se convirtió en una especie de hotel flotante para tripulantes de diferentes nacionalidades a la espera de ser repatriados. Semana tras semana, los marinos fueron regresando a sus países de origen con la ayuda de sus Gobiernos. Los mauricianos siguen allí. Hasta ahora.

Ya sea por el llamamiento a su primer ministro a través de los medios de comunicación o por alguna otra razón que le hizo cambiar de opinión, los 200 marinos mauricianos varados en el Norwegian Epic fueron repatriados el 28 de junio.

Lamentablemente, éxitos como el del Epic siguen siendo excepcionales en la repatriación de marinos mauricianos. En las últimas dos semanas, fueron rechazados varios cruceros que intentaban repatriar a la tripulación en Port Louis, la capital de Mauricio.

 

Multados por ver a su familia

Las cosas parecían estar cambiando a mejor cuando el Gobierno mauriciano anunció en junio que abriría las puertas –un mínimo resquicio– a sus marinos nacionales. Una cantidad pequeña pero constante iba a ser autorizada a regresar. La nación insular proponía escalonar las entradas en cupos de 150.

Pero hay un par de trampas en la nueva amabilidad del Gobierno de Mauricio con sus propios marinos.

En primer lugar, la tripulación sólo puede ser repatriada si su empleador utiliza Air Mauritius, la aerolínea de propiedad pública que atraviesa problemas financieros desde que el COVID-19 golpeó a esta isla-nación, cuya economía depende del turismo.

A pesar de que los vuelos son caros, pocos y vuelan desde un número limitado de lugares, no se permite a las compañías fletar a otras aerolíneas, si quieren que la tripulación regrese a casa.

En segundo lugar, el Gobierno dijo que a la gente de mar sólo se le permitiría desembarcar si las líneas de cruceros que atracan para el cambio de tripulación pagan al Gobierno 1300 dólares estadounidenses por cada marino que se desembarca, además de los costos de los 15 días de cuarentena y los test de COVID-19. El Gobierno cobra aún más si algún tripulante da positivo.

La controvertida política, cuyo propósito es frenar las prisas por repatriar a las tripulaciones, ha sido recibida con consternación por los marinos, sus familias y las compañías de cruceros, de quienes se espera que paguen la factura.

Akshaye Madoo, un oficial administrativo visitante de Royal Caribbean International en Texas, EE.UU., nacido en Mauricio, calculó que los costos de repatriación ascenderían a un total de 2600 dólares por cada marino. Esto supondría 10,4 millones de dólares para cubrir la repatriación de los 4000 marinos mauricianos que se estima trabajan en el sector de los cruceros y de carga.

“Están tratando de extorsionar a las compañías de cruceros”, afirma Madoo, indignado, en un llamamiento a través de YouTube, y añade que esto pondrá en peligro sus empleos. “Es un escándalo, es un día negro para la gente de mar de Mauricio, porque no podemos regresar a nuestro país”.

El periodista Tom Casey resume la situación escribiendo que “miles de tripulantes de cruceros han sido mantenidos en la sombra indefinidamente”, “atrapados en medio de una disputa entre las compañías de cruceros y los Gobiernos sobre quién pagará la factura de su repatriación”.

 

Suciedad y miseria para los pocos que logran desembarcar

Si bien, hasta hace poco, el Gobierno de Mauricio dejó claro que no quiere que su propio pueblo vuelva durante esta pandemia, para los pocos que han sorteado todas las reglas y tasas impuestas por el Gobierno de Jugnauth y lograron llegar a su tierra, las condiciones que les aguardaban dejan mucho que desear.

Las fotos tomadas por los marinos muestran algunos de los centros de aislamiento, con moho cubriendo las paredes, edificios deteriorados, habitaciones infestadas de cucarachas y ropa de cama sucia. Aunque esto no sucede en todos los centros de cuarentena, sigue siendo inadmisible.

 

Las fotos filtradas podrían ser desastrosas para la imagen internacional de un país que quiere recuperar su importante industria turística. Las fotos confirman que continúa el desdén demostrado por el Gobierno hacia su gente de mar y la desigualdad de su proceso de repatriación.

El coordinador del Cuerpo de Inspectores de la ITF, Steve Trowsdale, afirma que el Gobierno de Mauricio debería avergonzarse del trato que da a sus propia gente de mar.

“Es cierto que este país se ha beneficiado enormemente de los turistas internacionales que lo visitan, pero también de recibir los salarios de los miles de marinos mauricianos que trabajan duro en cruceros y cargueros de todo el mundo. Es aborrecible que den la espalda a su propia gente en estos momentos de necesidad y que los insulten aún más extorsionándolos por el simple deseo de bajar a tierra y ver a sus familias”, afirma Trowsdale.

“Vamos a mantener la presión sobre el Gobierno de Mauricio. Tienen una imagen de marca internacional muy valiosa. Su buena imagen mundial conlleva la responsabilidad de ayudar a la gente de mar a desembarcar y a ser repatriada con dignidad y respeto”, concluye Trowsdale.

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