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Un armador danés engaña a dos marinos Ghana: “Nos trataron como esclavos”

20 Jul 2020

Por Anna Birch-Schmidt para 3F Fagbladet. Difundido con autorización.

Un armador de Thyborøn, Dinamarca, está acusado de tráfico de personas y violación de la Ley Danesa de Extranjería por explotar a dos marinos ghaneses y obligarles a trabajar en condiciones de esclavitud.

Durante más de tres años, dos marineros africanos trabajaron en condiciones de esclavitud a bordo de un pesquero en la localidad danesa de Thyborøn. Reuben Kotei y Justice Numo carecían de vacaciones y soportaban jornadas de 11 horas, seis días a la semana, desde que llegaron a Dinamarca procedentes de Ghana, con la falsa promesa de que capitanearían un barco de regreso a África.

“Dice usted que nos trataron como a esclavos. No me gusta que me llamen así, y menos cuando descubro que es cierto”, dice Reuben Kotei, de 57 años de edad, quien, junto con Justice Numo, de 52 años, está ahora bajo la protección del Centro Danés contra la Trata de Personas, hasta que se celebre su juicio en agosto.

La policía danesa ha acusado al armador danés de 55 años de trata de personas, por contratar a los dos hombres sin los permisos de trabajo pertinentes y por su permanencia ilegal en el país.

La Fiscalía solicita pena de cárcel, una multa y una indemnización en nombre de los dos marinos ghaneses, así como la confiscación del pesquero, que es propiedad del acusado y de su empresa.

Soldados en guerra

Reuben Kotei y Justice Numo vivían a bordo del pesquero y cobraban sólo 1200 euros al mes por su trabajo.

Reuben Kotei
Reuben Kotei, de 57 años, sufrió una lesión en el ojo trabajando a bordo del Helene. Foto: Archivo 3F/Michael Drost-Hansen

Durante todo el tiempo que permanecieron trabajando en Dinamarca, no les concedieron tiempo libre alguno. El armador retuvo sus pasaportes y documentos de viaje y, cuando sus permisos de trabajo y residencia expiraron el 3 de abril de 2017, los dos hombres perdieron el derecho a permanecer legalmente en Dinamarca, como explican a Fagbladet 3F.

Les dijeron que ponerse en contacto con las autoridades sólo les traería problemas, ya que sus papeles no estaban en regla. Así que se mantuvieron callados y soportaron las terribles condiciones laborales.

“Dependíamos del dinero, y en nuestra cultura, mantienes la cabeza baja y no haces preguntas. Éramos soldados en guerra y, cuando estás en una guerra, perseveras hasta que la batalla se gana o se pierde. No hay fecha de caducidad”, dice Reuben Kotei.

A los dos marinos también les dijeron que no se alejaran más allá de un radio de 500 metros del barco, de lo contrario habría consecuencias.

Regreso a Senegal 

Reuben Kotei y Justice Numo conocieron al armador danés cuando trabajaban en Senegal. Reuben Kotei explica que ayudó al armador a encontrar los mejores caladeros a lo largo de la costa senegalesa. El armador propuso a los dos ghaneses viajar con él a Dinamarca para ayudarle a dar los últimos retoques a su barco de pesca, el Emma Helene.

El plan era que Reuben y Justice navegarían con el barco de vuelta a Senegal.

“Nos dijeron que sólo necesitaba una capa de pintura y estaría listo para zarpar. Pensábamos permanecer en Dinamarca sólo un breve espacio de tiempo”, explica Reuben Kotei, que lleva muchos años trabajando como marino.

Tras una colisión en el puerto, el Emma Helene se hundió y no pudo zarpar de Thyborøn. Por ello, Reuben y Justice fueron asignados a otro barco, el Helene.

Y siguieron con el objetivo de preparar el barco para viajar de regreso a Senegal.
 

PHOTO: 3F archive/Michael Drost-Hansen
FOTO: Archivo 3F/Michael Drost-Hansen

No hay más preguntas

Tres años más tarde, los dos marinos ghaneses continuaban a bordo del Helene sin perspectivas inmediatas de regresar a África. 

Hasta el 26 de mayo de 2020, Reuben Kotei y Justice Numo vivieron en sus pequeños camarotes a bordo del barco. Trabajaban en el Helene, realizando todo tipo de trabajos en el barco y en otros pesqueros propiedad del mismo empleador. 

“A lo largo de estos años, solía preguntarle de improviso [al armador] cuándo creía él que estaríamos listos para zarpar. Siempre me respondía que, probablemente, en otros tres meses. Con el tiempo, dejé de preguntar”, dice Justice Numo.

Aunque el Helene es propiedad de un armador danés, navega bajo bandera de Belice. Al navegar bajo la bandera de Belice —una de las llamadas banderas de conveniencia— este armador consigue librarse de pagar los impuestos daneses o no cumplir los requisitos de salud y seguridad obligatorios en Dinamarca. Las tripulaciones de estos barcos a menudo se ven obligadas a trabajar con escasa seguridad, en condiciones laborales de miseria y los armadores no asumen ninguna responsabilidad por la salud o el bienestar de sus trabajadores.

Fagbladet 3F pudo saber que ese mismo armador danés es propietario de otro buque, el Amalie, también registrado bajo pabellón de Belice y atracado en el puerto de Thyborøn. Allí vivían otros tres ciudadanos ghaneses, que llegaron a Dinamarca en abril de este año. La policía danesa ha ordenado su deportación y saldrán del país tan pronto como lo permitan las actuales restricciones por el coronavirus. 

Sin vacaciones, ni visitas de familiares

Aunque el Amalie zarpó hacia Ghana el 7 de marzo de 2019 para llevar a los otros tres marinos africanos que estaban en Dinamarca, Reuben Kotei y Justice Nemo no tuvieron la oportunidad de unirse al viaje y navegar de regreso a sus familias.

Cada mes, los dos hombres enviaban gran parte de sus ingresos a sus esposas e hijos en Ghana. Han pasado más de tres años desde la última vez que vieron a sus familias, ya que sin que les eximan de sus obligaciones, no pueden viajar a casa. Todos sus contactos los mantuvieron a través de las pantallas del iPad.

“Es realmente difícil. Hablamos con nuestras familias día y noche, y siempre nos están preguntando cuándo volveremos a casa. No sabemos qué responderles. Les extrañamos mucho”, dice Justice Numo.

PHOTO: 3F archive/Michael Drost-Hansen
FOTO: Archivo 3F/Michael Drost-Hansen

"Grotesco"

Con 12 años de experiencia como inspector de la ITF (Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte), Morten Bach conoce bien los engaños y trampas que suceden en aguas danesas. Por ello, no le sorprendió escuchar que dos marinos ghaneses llevaban viviendo y trabajando en condiciones de esclavitud desde hacía más de tres años. 

“Estoy profundamente indignado de que un armador danés robe a dos seres humanos sus libertades y los trate de manera tan degradante. Es grotesco”, dice Morten Bach, que trabaja en el grupo de transporte de 3F.

Entre otras cosas, su labor consiste en subir a bordo de los buques que recalan en aguas danesas y comprobar los contratos, las horas de trabajo, los salarios y otras condiciones.

Morten Bach explica que, cada año, se encuentra con casos de este tipo, de ciudadanos extranjeros que trabajan en condiciones lamentables, sin que la Policía o la Autoridad Marítima danesas sepan nada de nada.

“Me alegra mucho que la Policía haya logrado atraparlo. Y es estupendo saber que sus dos víctimas han sido liberadas de su yugo”, dice Bach.

El sueño de la indemnización

El caso se verá en el Tribunal de Holstebro, el 21 y el 31 de agosto. 

Según la demanda, los dos hombres reclaman una indemnización de 40 562 euros cada uno, una cantidad nada despreciable para los dos marinos ghaneses. Si Reuben Kotei y Justice Numo consiguen salir de Dinamarca con una indemnización que compense el calvario que han sufrido, Reuben Kotei espera realizar su gran sueño: 

“Si conseguimos el dinero, tal vez pueda por fin comprarme mi propio barco”, dice.

Fagbladet 3F solicitó unas declaraciones al abogado defensor del armador, Peter Secher, pero este se negó a hacer comentarios sobre el caso y no quiso confirmar su participación en inminente procedimiento penal. Fagbladet 3F también contactó al armador para pedirle un comentario, pero no recibió respuesta.

 

La acusación:

Según la demanda, se acusa al armador de violar el apartado 1 del párrafo 262 a) del Código Penal de Dinamarca, relativo a la trata de personas, al considerar que los hombres en cuestión fueron sometidos a trabajos forzados o a condiciones análogas a la esclavitud durante el período comprendido entre febrero de 2017 y el 26 de mayo de 2020.

El hombre de 55 años y su empresa también han sido acusados de violar la Ley de Extranjería danesa, por haber contratado a los dos extranjeros sin los permisos de trabajo necesarios y en circunstancias agravantes.

 

La opinión de la ITF:

Johnny Hansen, presidente de la Sección de Pesca de la Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte (ITF), considera que el trato atroz infligido por el armador danés a estos marinos ghaneses es una prueba más de que la esclavitud continúa existiendo en nuestros días, a menudo a plena luz del día, en las costas de países que se enorgullecen de respetar los derechos humanos.

“Esto demuestra que en 2020 todavía tenemos esclavitud a bordo de pesqueros, y que este tipo de trato a los pescadores puede darse en cualquier parte del mundo”, dijo.

Hansen afirma que la lucha contra la esclavitud y los abusos de los derechos humanos en la industria pesquera sigue siendo una prioridad para la ITF.

“Tenemos una campaña en marcha en Irlanda, con la que estamos ayudando a pescadores migrantes a defender sus derechos humanos y laborales, y a exigir responsabilidades a quienes les explotan. Muchos de los explotados proceden de África del norte y de África occidental, algunos de Ghana. Incluso hemos tenido que llevar al Gobierno irlandés ante los tribunales, para que se ocupe de este problema creciente en sus propias aguas”.

“Los Gobiernos deben hacer más. No basta con que este año el Departamento de Estado de los Estados Unidos haya descubierto que un país como Irlanda “ha debilitado la disuasión, contribuido a la impunidad de los traficantes y socavado los esfuerzos por apoyar a las víctimas para que testifiquen”. En nuestra opinión, permanecer en silencio acerca de la esclavitud moderna es ser cómplice de ella”, afirma Hansen.

3F es un sindicato danés de trabajadores del transporte, afiliado a la ITF, que apoyó a los marinos de Ghana en su lucha por la libertad y la justicia.

 

Crónica de Anna Birch-Schmidt, fotos de Michael Dorst-Hansenpara 3F Fagbladet, La ‘Opinión de la ITF’ se añadió de forma complementaria. Difundido con autorización.

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